Creo que más de un alcornoque, de los que vegetan entorno al
parlamento español, se indignó -si estos vegetales pueden hacerlo- cuando el
español desapareció de la página web de la Casa Blanca tras la llegada de Donald Trump.
Los vegetales no suelen pensar, por lo que no se dieron
cuenta de que en el propio país donde ellos están plantados, existen páginas de
instituciones españolas que no usan el español. Eso es lo que le pasa a un
alcornoque cuando habla. De modo que a ver si estos vegetales pueden encontrar el español en esta página, pagada con los impuestos de los que sí hablamos español, en un país que tiene el español como lengua oficial: gobierno balear.
Sin embargo, este tipo de vegetales desconoce que en el sur
de los EEUU (donde existe población hispanohablante) en las escuelas públicas
se llevan a cabo programas de educación bilingüe anglo-hispana. Estos programas
comienzan en la educación infantil y llegan hasta el fin de la formación
elemental en el quinto curso de la educación obligatoria.
Los niños hispanos en EEUU pueden estar inmersos en un
ambiente que potencia su desarrollo escolar y su lengua materna.
¿Los alcornoques saben qué pasa en Baleares con los
escolares hispanohablantes? Es sencillo,
los políticos irresponsables de educación del gobierno balear solo piensan en
ellos para achacarles las altas cifras de fracaso escolar. La escuela pública
balear no reconoce el castellano más que como una materia a impartir y niega el
derecho a ser educado en esta lengua cooficial en toda la comunidad autónoma
(algo que no sucede con el español en EEUU).
¿Por qué? Porque sí.
Pero sobre todo porque al gobierno español y a la sociedad civil parece
no importarle algo tan básico como el legítimo derecho a la educación en una de
las dos lenguas oficiales.
En Baleares existe un movimiento de pensamiento único
talibán que promueve la enseñanza exclusiva en catalán y que solo piensa en
bilingüismo cuando envía a sus hijos a colegios ingleses o franceses con el
sueldo que les pagan las arcas del estado.
El catalán se ha convertido en lengua exclusiva de
enseñanza. Es increíble que estos talibanes lingüísticos hayan copado la
mayoría de los puestos en educación, desde la enseñanza infantil a la facultad
de (para)ciencias de la educación (o coloquialmente llamada «magisterio» -algún
día habrá que hablar de esa guarida de mentes preclaras-).
Además, la irracionalidad democrática mueve sus decisiones. Como
ejemplo, recuerdo que le preguntaba a un sujeto mallorquín de este tipo (el
cual, desgraciadamente, era director de un centro escolar público) sobre el
porqué de no dejar elegir al ciudadano hispanohablante la lengua de
escolarización de sus hijos (algo que sucede en los centros de inmersión
francófona en Canadá con los anglófonos, ellos pueden elegir si desean o no la
inmersión lingüística en francés). Este, muy enfadado por semejante pregunta
que atentaba -a su escaso entender- a la lógica, me respondió que la razón para
no dejar elegir al ciudadano era obvia. Le pregunté que cuál era y me dijo que
si se dejaba elegir… todos querrían la educación en castellano. El talante democrático de este tipo de
sujetos es increíble por lo inexistente.
Sin embargo, tenemos que pensar que la educación de nuestros
hijos está en manos de ellos. ¿Por qué desde el gobierno no se puede dar a los
ciudadanos lo que ellos desean si se trata de un derecho? Porque los que no son
insulares y no juegan a serlo (esto me recuerda a La Cabaña del Tío Tom) son unos
muy malos ciudadanos y, lógicamente, de segunda («forasters»).
Estos demócratas se llenan la boca con la multiculturalidad
y los planes de acogida. Estoy convencido de que se imaginan unas islas con
algunos asiáticos, africanos y amerindios, todos ellos hablando en catalán y
haciendo «crespells». ¡Viva la multiculturalidad talibán! Pero, mientras, ¿qué
pasa con los hispanohablantes que vivimos en Baleares? ¿No formamos parte de
los que pagan impuestos y tienen derecho a recibir la educación de sus hijos en
su propio idioma oficial? ¿Por qué unos sí y otros no? ¿Qué tipo de democracia
es la que niega un prncipio tan básico como la educación en una lengua oficial
a sus ciudadanos?
Ante esta serie de despropósitos tan graves… protestaré por
la supresión del español en la página oficial de «The White House» y que le den
a «POTUS».
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